LAGAR Y PATIO

PRESENTACIÓN

Al finalizar el recorrido de la Sala “Memoria de la Vid”, siguiendo por la pasarela ascendente se puede observar el patio del Museo. Allí se rinde homenaje a los elementos esenciales que necesita la vid: el Sol con un mural de lajas amarillas, al Agua con una fuente que atraviesa el patio y la Tierra con 4 olivos que coronan una gran pérgola.

Antes de llegar a la Sala Memoria del Vino el visitante atraviesa los antiguos piletones de la Bodega Encantada que fuera de la familia Coll, que junto con la sala Memoria del Vino forman parte del  patrimonio de la  provincia de  Salta.

Se trata de una construcción de adobe con anchas paredes para mantener las temperaturas necesarias para la elaboración del vino.  En estas piletas, luego de que las uvas eran aplastadas, reposaba el mosto entrando en el  periodo de fermentación. En el piso superior, a través de aberturas, se realizaba la remoción del mosto con grandes palas, esta acción se llamaba remontado o bazuqueado.  

Muchas veces, por la noche, al bajar mucho la temperatura podía frenarse la fermentación, por lo que debían prender fogatas en los hornillos especialmente dispuestos de la base de los piletones para calentar los mostos y hacer que las levaduras conviertan el azúcar en alcohol.

El artista cafayateño   YAMIL JONAS CONDORÍ, plasmó en el piso de lo piletones una intervención que  simula los hollejos, pepitas y mosto en estado de fermentación.

La Bodega Encantada

Los antiguos piletones  que forman parte del recorrido del Museo, lindan con el predio Payo Solá donde se realiza desde hace mucho tiempo la “Serenata a Cafayate”. Luego de las primeras ediciones  que se realizaron cerca de  la plaza principal, los organizadores necesitaban un escenario más grande y un lugar más adecuado.  Fue así que en 1976 la Serenata se ubicó en la vieja bodega de Don José Coll.  Dicha abandonada bodega, con un pasado laborioso y fecundo, fue bautizada por Fermín Perdiguero como  “La Bodega Encantada” porque allí se decía que  dormían los callados duendes del vino que  colmaron sus piletas. Y que cada año despiertan al grito de “Alegrate Cafayate” cuando se da inicio al festival.